Cuando se habla del síndrome del niño emperador, este se refiere a aquellos niños que ejercen dominación sobre sus padres, logrando que estos cumplan todas sus exigencias.
La paternidad suele presentar diversos retos, entre ellos el establecimiento de roles entre padres e hijos, toda vez que, muchas veces se confunde el amor con el hecho de dejar que el menor haga lo que quiera, y en este punto, más que satisfacción, podríamos estar creando problemas a largo plazo en el desarrollo de los niños.
Pensando en la importancia de este tema, hoy vamos a ahondar un poco en el síndrome del niño emperador.
¿Qué es el síndrome del niño emperador?
El síndrome del niño emperador, conocido también como el síndrome del niño rey, se manifiesta en aquellos pequeños que tienden a dominar a sus padres y en ocasiones pueden llegar a maltratarlos, alcanzando que le obedezcan y cumplan sus exigencias.

No existe un cuadro clínico con esa denominación, sin embargo se utiliza la palabra síndrome del niño emperador para referirse a niños que presentan varias características comunes.
Características de un menor con síndrome del niño emperador
Algunos de los comportamientos que pueden evidenciarse en menores con síndrome del niño emperador, son:
- Insensibilidad emocional (no pueden o no logran visualizar que sus conductas afectan a los demás).
- Dificultades para desarrollar sentimientos de culpa.
- Ausencia de apego hacia los progenitores y otros adultos.
- Esperan que los demás le complazcan.
- Baja tolerancia a la frustración (expresada en rabietas, ira, insultos y violencia).
- Centrados en sí mismos.
- Dificultad para resolver problemas.
- Buscan justificar sus conductas y culpan a otros de lo que hacen.
- Piden cada vez más, al extremo de la exigencia.
- Discuten las reglas o castigos de los padres.
- Exigen atención (tanto de sus padres como del entorno).
- En ocasiones se sientes tristes, enfadados, ansiosos.
La conducta de estos niños, puede ser influenciada por la educación que se da en casa, el ambiente en que se desarrolla el menor y la predisposición genética.

Todas estas características hacen que la convivencia con alguien con síndrome del niño emperador, sea realmente difícil no solo para la familia, sino que sus efectos se extienden a los entornos escolares y de socialización.
¿Qué influye en este tipo de conductas?
Teniendo en cuenta que no hay una teorización muy amplia en torno al tema del síndrome del niño emperador, es preciso decir que no hay una causa específica. Sin embargo, se puede considerar que es un fenómeno multifactorial, teniendo en cuenta que existen varios factores que acentúan dichos comportamientos. Entre ellos encontramos:
- Se destacan bajo la presencia de padres sobreprotectores y permisivos, que ceden ante los caprichos de sus hijos “para que no sufran”.
- La discrepancia de educación entre los padres.
- Cambios en la estructura familiar, y que por este hecho, se complazca para disminuir el dolor del menor.
- Satisfacer las necesidades del niño durante la mayor parte del tiempo.
- Rendirse como padres, que permiten que el niño haga lo que quiera, es decir “dejar hacer, dejar pasar”.
- Ausencia de autoridad de los padres.

Este tipo de situaciones pueden suceder en cualquier entorno familiar, influyendo en el niño, y aunque en muchos casos los padres pueden pasar por alto los comportamientos, o justificar en que son niños, la realidad es que esto es una amenaza silenciosa, pues los niños con este síndrome, pueden crecer desarrollando un narcisismo desbordado que dificulte sus procesos dentro de la sociedad.
Existe un fenómeno común en la sociedad, y es el hecho de que todos los padres quieren darle a sus hijos aquello que no tuvieron, como una forma de compensación de sus propias carencias. Y aunque es bello poder facilitarles la vida, cuando cubrimos todas sus necesidades y olvidamos poner límites, en realidad los estamos incapacitando para la vida.
Señales de alerta:
Todos los padres vemos a nuestros hijos perfectos, sin embargo, como dice una frase popular «Amor no quita conocimiento» y es necesario mirarlos con objetividad, con el fin de poder ayudarlos a desarrollarse integralmente.
Es cierto que es necesario respetar su personalidad y sus deseos, pero es de vital importancia no olvidar, que son personas en formación, y el rol de padre implica poner límites y guiar de un modo en que el niño pueda ser bueno para sí mismo y para la sociedad.

Teniendo en cuenta lo anterior, es importante tomar en cuenta algunas señales que podrían indicar la manifestación del síndrome del niño emperador.
- Si el niño impone de manera sistemática su voluntad, o constantemente tiene rabietas en diferentes lugares.
- Si existe tendencia en que el niño se “salga con la suya”, esto significa que quiera ganar siempre los juegos, que decide por todos qué comer o por ejemplo que decida por los padres, qué actividad debe hacer la familia un fin de semana.
- No sigue instrucciones de ningún adulto e impone su voluntad cuando se trata de niños.
Es importante recordar que la mayoría de los niños tienen rabietas, sin embargo hay que tomar en cuenta que no siempre se puede hacer la voluntad del menor, para lograrlo es necesario marcar el límite y que el menor pueda entender hasta dónde puede llegar de una manera asertiva.
Si cada vez que un niño hace una rabieta, sus padres ceden y le dan lo que pide, él entenderá que esa es su forma de obtener lo que quiere y seguirá replicando el comportamiento para conseguir todo lo que se proponga.

Es importante que los niños conozcan la frustración, y además comprendan que cada persona tiene los mismos derechos que él, por lo que es necesario ceder, compartir, y generar entornos armónicos en los que nadie domine a nadie.
¿Cómo prevenir o combatir el síndrome del niño emperador?
Por último, se pueden dar algunas recomendaciones de tipo general para tratar con menores que presentan estas conductas, sin dejar de lado que es preferible el acompañamiento de un profesional en psicología para un mejor resultado:
- Mostrar límites claros
- Establecer reglas, acordes a la edad
- Ser coherentes como padres y mantener la misma opinión
- No imponer un castigo que no se pueda cumplir
- Mejorar la relación con los niños
- Brindar responsabilidades, congruente con su edad
- No sobreprotegerlos en forma innecesaria
- Supervisar las actividades que realicen con otros menores
Finalmente, en caso de que necesites ayuda, lo mejor es consultar con una psicóloga para niños que puede ayudarle al menor a comprender y mejorar su comportamiento, además de brindar guías parentales que le permitan a los padres manejar mejor la situación.
Fecha de actualización: (06 Agosto 2022 KA)